miércoles, 13 de octubre de 2010
Festi de autor
Aunque el Festival de Arte Joven es la conjunción de los sueños y las artes de cientos de noveles artistas de la región, la idea de crear un espacio propio para los sub 21 se gestó en la mente de Noelia Leiva, una joven de Echeverría. LA TERCERA dialogó con ella para indagar un poco sobre el arte y la mirada de quienes dan sus primeros pasos.
Falta poco para comenzar la celebración de los 10 años de trayectoria. En sí, comienzan el próximo sábado, a las 16, en la plaza Grigera de Lomas de Zamora, con la presentación del grupo de percusión local Guariló; y el domingo con en la plaza de El Jagüel, a partir de las 16.30, con un taller de dibujo y pintura para que nenas y nenes se expresen, coronada por una espectacular suelta de globo de todo los colores.
Mientras tanto, LA TERCERA transcribe la entrevista con la fundadora y coordinadora de la juvenil iniciativa.
-¿Cómo surgió la idea de realizar el festival? Si tenemos en cuenta que la primera edición tenias más o menos 12 años, ¿Estos diez años de experiencia te hicieron cambiar la visión respecto del arte y la convocatoria a nuevos artistas?
-El Festi empezó como un juego. La idea apareció como respuesta a una primera experiencia personal en el mundo del arte local, particularmente de la literatura, en el que los adultos eran los protagonistas que a veces abrían la puerta a los chicos y las chicas que, como yo, empezábamos a investigar de qué se trataba escribir y contar sus palabras al público. Es decir, existía un incipiente ámbito de participación pero los niños éramos en general presencias que llamaban la atención por no ser aparentemente frecuentes y que terminaban por no poder sentirse parte natural de esos lugares. Así que había que hacer algo, crear algo. Entonces empecé a pensar que un festival sería divertido, que tal vez fuera generando ganas de compartir a otras personas jóvenes, aunque por supuesto con 13 años recién cumplidos no tenía demasiados conocimientos sobre organización de espectáculos. Pero también sentía alegría de poder hacerlo, y eso me impulsó a continuar e invitar a más gente para el detrás de escena.
Mi visión del arte sí se modificó porque cuando niña sentía que era un camino de expresión del ser, como un lenguaje propio y necesario para existir, tal vez más idílico. Con el tiempo, sin descartar por completo esa mirada entendí que también es una forma de expresar una idea sobre la horizontalidad del acceso a la palabra y a los derechos. No todos los pibes pueden decir lo que sienten, pedir que algo que los rodea cambie, jugar. Los que participan en Arte Joven tienen más oportunidades de cumplir esos derechos que es parte de su cualidad de sujetos. Pero llamamos a no mirar hacia otro lado y a saber que hay tantos otros pequeños que necesitan la acción comprometida de nosotros.
-Algunos momentos inolvidables en estos 10 años: reconocimientos o trabas no esperadas, artistas que sobresalieron, repuesta del público...
-El primer reconocimiento surgió en 2001, cuando antes de empezar el espectáculo, nos enteramos que el Consejo Escolar local había declarado de Interés Educativo nuestra propuesta. También, la presencia de la docente Isolina Siciliano también fue un abrazo a la iniciativa, que aceptó ser nuestra madrina y contagiar su fortaleza cuando recién comenzábamos a investigar el terreno de organizar un espectáculo. Hubo trabas, sí, por falta de confianza en un encuentro motivado por personas jóvenes, pero creo que pudimos metabolizar esas decepciones y terminar de definir las características del festival: un emprendimiento cultural independiente, multidisciplinario y autogestionado.
Sería difícil destacar actuaciones de los y las artistas, que fueron por lo menos 20 en cada edición de Arte Joven, en 2001, o sea, ya casi unos 200. Me quedo con tres cosas. Subrayar en primer término la variedad y libertad de las expresiones. Por otro lado, la posibilidad de que muchos de los que pasaron por nuestro espectáculo fueran invitados a otras presentaciones a partir de que los vieran sobre el escenario del Festi. Y, por último, la buena relación que mantenemos con muchos de los participantes, de los que seguimos su recorrido artístico, nos encontramos en otros festivales y hasta se sumaron, en algunos casos, a colaborar con la organización.
-¿Aumentó la cantidad de noveles artistas en los último años y su nivel de preparación?
-En el festival, no sólo la cantidad de artistas es mayor en cada edición, sino que pensamos en brindar un espectáculo distinto e integral cada año, por eso hay una búsqueda de nuevos contactos. Además, vienen de distintos distritos y de cada vez más disciplinas. Por ejemplo, este año incorporamos fotografía, acrobacia en telas y cine, con el que esperamos tener un contacto más desarrollado el año próximo.
En el mundo del arte local, creo que hay una creciente (o, tal vez, más visible) tendencia a convocarse y llevar adelante proyectos independientes. Va armándose una red de participación cultural con agrupaciones dedicadas al arte, centros culturales, gente que participa en los barrios. Me parece que eso está bueno, y quizás sea el objetivo del Festi poner manos a la obra no sólo una vez por año, en adelante.
-¿Consideras que las manifestaciones artísticas sirven para canalizar qué aspectos de la vida de una persona? ¿Lo podes llegar a considerar terapéutico?
-En primer término, el arte es una forma de plasmar la identidad del o la artista o de un colectivo de hacedores. Por lo tanto, me parece que no sólo se canaliza, como una estrategia de catarsis que puede en algunos casos ayudar a las personas, sino que se comunican con la intención clara de compartir lo expresado. Creo que la presencia más hermosa del arte es cuando busca generar un cambio, dar un paso adelante hacia la equidad en todas sus formas.
Nota publicada en la Edición 914 de La Tercera, del 13 de octubre
http://diariolatercera.com.ar/detalle.php?articulo=Festi--de-autor&tipo=1&documento=6453&sistema=diarios
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